¿Se le han caído dos trocitos a España?

Siempre he pensado, que los separatistas, ya sean catalanes, vascos, gallegos, o sin una "nacionalidad" en concreto, eran minoría. Que los españoles, esos cuarenta millones y pico, nos sentíamos como tales, como españoles, sin decirlo muy alto eso sí, porque aquí, en esta tierra nuestra, todavía se le llama "facha", al que se sienta español.

Si no nos sentimos orgullosos de nuestro país, ya empezamos mal, y ya que nos gusta mirar tanto a lo de fuera, podríamos aprender de otros, que ponen una bandera en su balcón sin el más mínimo rubor, orgullosos de sentirse franceses, italianos, o suecos, ante la mínima ocasión de demostrarlo. Y no diagmos los americanos...

Pues bien, después del bochorno que se produjo en los prolegómenos, durante, y después del partido de la final de la Copa de S. M. El Rey, con los pitos, las banderas independientistas catalanas (tan ilegales como la franquista, por cierto) y vascas creo que estaba equivocado. Creo que no son tan minoría como yo pensaba. A ver si alguien está o estamos haciendo las cosas mal, y resulta que a esta España, ya se le han caído dos trocitos, uno mirando al Cantábrico, y otro al Mediterráneo.

Parece que los presidentes de esas Comunidades, han tenido algo que ver, tanto el señor Montilla (no nacionalista, pero tampoco muy empeñado en ser lo contrario), y el señor Ibarretxe (dejemos a Patxi López que caliente su sillón).

Para colmo, aparecen personajillos con ansias de poder político, como el señor Laporta, diciendo que el partido, era una lucha entre "dos naciones", ayudando a la causa, y emponzoñando lo que debería ser una fiesta. Incluso hoy, en las celebraciones, ha salido con una bandera independientista al cuello. Pues nada, que sean independientes, y jueguen la liga catalana, ¿no?

No sé, tanto silbido a S. M. El Rey y al himno de España, me sobrecogió. Parece que el responsable de TVE, Julián Reyes, se lo temió, y quiso ahorrarnos el trago. Perp el trago se le ha atragantado a él, porque se le ha acusado de censor, y ha sido puesto de patitas en la calle.

En plena retransmisión, se quiso arreglar el desaguisado. Pero fue peor el remedio que la enfermedad, porque retransmitir en diferido el himno de España, con los jugadores, uno por uno, retocando el sonido para que no se escucharan los silbidos y sí el himno, en el descanso del partido, y reconociendo un "error personal", es de traca.

En fin, que lo que debería haber sido la celebración de una final, la consecución de una hoja del hipotético trébol del mejor equipo del mundo actualmente, el hermanamiento de las dos aficiones, la fiesta del fútbol español, en resumen, quedó en una especie de mítin político multitudinario.

¿Acaso las cosas no son como nos las cuentan? ¿Está cambiando el panorama, y no lo hemos asimilado? ¿O es que suenan más los pitos que los aplausos?